No, no es una chapa graciosa

LA NATURALEZA DE LA PROSTITUCIÓN NO CAMBIA SEGÚN DEL CONTEXTO EN EL QUE SE PRODUCE.

Cartel de publicidad tarifaria, de chapa litografiada, en la puerta de un antiguo burdel

Fue en la década de los ’80 del siglo XIX, cuando comenzó a usarse en los burdeles las llamadas latas, chapas o discos de metal, para verificar la cantidad de trabajo realizado por la prostituta y tener un control del dinero que correspondía al explotador y a la mujer. La chapa era comprada a la madame o regente del prostíbulo y luego entregada por el cliente a la mujer con la que iba a tener relaciones.

Chapa de pago del prostíbulo Petit Trianon de Rosario, Argentina

Hacerse una “chapa graciosa” es un apotegma usado dentro del fenómeno del trabajo sexual vip de escorts, personas de compañía, call girls o boys, etc., para entendernos: la prostitución de lujo, lo que la modernez actual posiciona en cobrar por atender experiencias sexuales, porque no es lo mismo que trabajar en un lupanar o en una esquina…, sí, llevamos siglos de clichés).

Lo vemos en el cine y en nuestro entorno, los usuarios son empresarios, promotores, jugadores, pilotos o un jefe que puede “posicionar”. No se trata exclusivamente de SEXO, la Girlfriend Experience requiere conversación, belleza y brillantez para acompañar al cliente a fiestas, restaurantes carísimos, incluso viajes de negocios. Y una persona con estrecheces económicas puede sentirse tentada: diversión, dinerito, lujo: ¿por qué no?

Sin caer en manos de psicópatas profesionales, se presenta como algo normal: irse con alguien que tiene contactos o que puede ubicar en determinado lugar.  Y los naturales que abren esa puerta llegan a pensar que controlan lo que sucede… ¿No es un autoengaño?, ¿no se pierde siempre? Se escapa el panorama de que para las personas más poderosas no es una cuestión de dinero, es una cuestión de control y clasismo: llaman a una agencia de escorts para alquilar una vagina con clase y, por lo tanto, habrá una mujer con categoría unida a ella.

Y así, ayudados por Hollywood, entre otras drogas, jóvenes universitarias/os se obnubilan pensando en disponer de todos los privilegios, sin saber que van a perder, en el caso de la mujer lo más importante: la serenidad sexual.

Tal vez sea un error pensar que todas las personas que abren esta puerta han tenido alguna clase de problema, muchas veces de índole sexual (abusos), de dependencias. Una ambición desmedida o afán por caprichos lujosos puede empujar a ese mundo, de manera transitoria. No se ve el daño a la dignidad. No se ve el resultado degradante. Además, la naturaleza de la prostitución no cambia según el contexto.

Tarifa sobre chapa

Y hay una trampa: atacar socialmente a las prostitutas para que las esposas se sientan privilegiadas y traguen con todo.  Porque durante mucho tiempo el control económico ha estado bajo la tutela del hombre.

La prostitución va desde el trabajo libremente elegido y muy bien  remunerado hasta la explotación y la práctica de la esclavitud”. The Sex Sector: The economic and social bases of prostitution in Southeast Asia. Coord. Lin Lean Lim, Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra, 1998. ISBN 92-2-109522-3.

Video de James Lima para «Love Magazine”, colección Louis Vuitton y modelos como prostitutas:

A principios del siglo XVIII, en Londres una de cada 15 mujeres era puta. En París se calcula que había una por cada 16 o 17. En la católica España de Franco se reguló la prostitución, reconociéndose oficialmente que a comienzos de los años 40, una de cada 25 mujeres que vivían en Madrid ejercía la prostitución, obligadas, en gran medida, por el hambre reinante.

Se daba así la circunstancia de que el burdel se convirtió prácticamente en una institución, con un lugar muy prominente, tal como observó en plena guerra civil española un periodista polaco. De hecho, la Iglesia, desde hacía mucho tiempo, tendía a justificar la existencia de las mujeres “perdidas” como un mal necesario con el que garantizar la virtud de las “decentes”. Se suponía que los hombres, por su naturaleza, no podían sino caer en el pecado de la lujuria. Puesto que eso resultaba inevitable, mejor permitirles que se desahogaran con profesionales. Así respetarían la virginidad de sus novias formales.

La existencia de burdeles o “casas de lenocinio”, como tenía claro Moratín, era un mal menor en una sociedad necesitada de expansiones. O eran putas las profesionales, o lo serían todas las mujeres: “facilitando hacia el burdel el paso, cerrarás las alcobas conyugales y las más de purezas virginales”.

En España existió el burdel tolerado con huéspedas fijas, espacio urbano y social, donde los hombres iban a beber, fumar, jugar a las cartas o a echar una mirada

Sobre este tema ¿polémico? No hablo de oídas o leídas. Una cita de Montaigne que dice: “Préstate a los otros; date a ti mismo”.

Durante el Renacimiento, especialmente en las ciudades de Roma y Venecia, se desarrolló un fenómeno social y cultural llamado cortigiane oneste, las cortesanas honestas. Lejos de la sordidez habitual de las prostitutas que ejercían cerca del puente del Rialto, las cortesanas honestas de Venecia se distinguían por ser mujeres refinadas, educadas, cultas y sofisticadas. Estas cualidades les permitían gozar de libertad, autosuficiencia y acceso al mundo del arte y la cultura, algo inimaginable para el resto de mujeres de la época.

Los clientes, entre los que se encontraban los hombres más influyentes y poderosos de la sociedad veneciana, sabían que, además de satisfacer sus necesidades carnales, iban a encontrar una compañera con la que poder conversar de arte, filosofía o poesía. Incluso fueron inmortalizadas por grandes pintores como Tiziano, Tintoretto o Rafael. Pero si una destacó de entre todas estas cortigiane oneste fue Verónica Franco.

Durante la etapa franquista, se reestablecióel sistema de casas toleradas entre 1941 y 1956, año en el que España se adhirió a los convenios internacionales contra la trata de blancas y, en consecuencia cerró los registros municipales y los controles médicos y volvió a relegar a las prostitutas a una alegalidad que continúa hoy.

Hoy prostituirse ser prostituida/o es “normal”. Y no lo es. La desinformación, la banalización, la legitimación de la violencia y de la prostitución se obtienen a través de un revisionismo semántico. De esta forma, se transforman las palabras, los conceptos y los principios inherentes a los DDHH de las personas. Poco a poco, se olvidan las referencias legislativas internacionales y se deja paso a una visión pragmática y a corto plazo. Esta simplificación conduce, en muchos casos, a la impunidad de los autores de las violencias y a la transgresión casi sistemática de las normas universales.

Pero, ¿dónde se acumulan los beneficios? Desde luego, no en las mujeres prostituidas, aun perteneciendo a la prostitución de “alto standing”? al margen de los “beneficiarios económicos”, hay un beneficiario directo y mayoritario: el hombre como usuario. Deberíamos dejar claro que una cosa es la voracidad sexual y otra muy diferente, el canibalismo».

Luis Buñuel durante el rodaje de Belle de jour

Marta Borcha en La Razón:

“En España ejercen a tiempo completo o parcial 300.000 prostitutas y hay un millar de burdeles censados. El 6% de la población española es adicta a la fornicación de pago o a otras variantes sexuales. Los españoles se gastan 50 millones de euros todos los días en comprar los servicios de las meretrices”.

“En Suecia desde 1998 está prohibida la compra de servicios sexuales. Según esta ley se considera delincuente al cliente, por lo general un hombre, y no a las mujeres prostituidas. Se penaliza con multas o cárcel de hasta seis meses la compra de servicios sexuales o el intento de hacerlo, aunque hasta ahora los casos se han saldado con multas. En cambio a ellas se les ofrece la posibilidad de apoyo económico y social para que puedan salir de la prostitución.

Se considera la prostitución como una realidad social evitable y que forma parte de la violencia masculina contra mujeres, niñas y niños. Hay un reconocimiento oficial de que la prostitución es una forma de explotación. Lo consideran un problema social serio que conlleva graves daños personales y sociales. La compra y venta del sexo no se considera un negocio entre dos iguales, sino la forma más extrema de una de las partes para dominar a la otra”. OP. CIT. Paloma Martín Torpedo.

“Pero, como sucede en la práctica totalidad de las problemáticas, un cambio legal es necesario, pero no lo único: hacen falta más cambios para abordar una problemática tan global, por así decirlo, para un cáncer tan extendido y enraizado. La prostitución generalmente decrece en las áreas en las que las ganancias de las mujeres y sus oportunidades son mayores”. OP. CIT. John Allen Paulos, de ABC News.

 

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Mar Campillo
Mar Campillohttp://outsidersarts.com
Comenzó sus estudios de realización de TV y Dirección de Cine en el Instituto de Radio Televisión Española, graduándose en la Universidad Internacional de La Rioja en Comunicación Audiovisual con menciones en Periodismo y Publicidad. Es Máster universitaria en Administración y Dirección de Empresas. Ha realizado numerosos cortometrajes y trabajos audiovisuales para empresas privadas y públicas; coproducido películas y festivales de música; coordinado equipos técnicos de imagen y sonido; gestionado como manager la carrera de artistas; organizado exposiciones, festivales y cursos para instituciones culturales. En la actualidad codirige Outsiders Books, prosigue su trayectoria como guionista y realizadora audiovisual y trata de ayudar a catapultar la carrera de artistas “no convencionales”. Pertenece a la Asociación de la Prensa de Madrid con el número 3934 y a la Federación de Asociaciones de Periodistas de España con el N.º de Registro 32107.

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