Y pasaron los meses, años y lustros y quien yo pensé que sería un constante en mi vida, paso a ser un mero recuerdo que fuerza a mi subconsciente a sacarme una sonrisa.

Volviste a pasar por mi ángulo de visión pero, el tiempo que lo cura todo, cicatrizó los tatuajes que nos hicimos juntos dejándolos así como si nunca hubieran estado. Ahora solo se podían ver con luz ultravioleta, aunque en mi cabeza nunca cambió. Dos personas distintas que en otra época se sintieron como una sola, sin miedos ni malos hábitos y con una esperanza que teñía todos los otros sentimientos sin haberlo premeditado. Ya no es lo mismo, las noches pasaron a ser más oscuras y el día más brillante, igual no era el momento pero para mi siempre lo fué.

Un sentimiento recurrente de vacío sin una razón específica, simplemente un sentimiento necesario para llenar el hueco que no pudé llenar con amor. Ahora el cometa pasa por otro hemisferio o incluso por detrás mia pero ya no me baso en verlo para apreciar el momento, sino que intento valorarme mucho más y mirar al frente buscando un cambio constante hasta que otro cometa me golpé en la frente.
Sergio Sátira